TÁNGER 

  • Por La Perniche
  • 30 mar, 2024
A poco más de 30 km de la costa gaditana se encuentra una ciudad fascinante. Donde los marroquíes conviven, aún hoy, con las reminiscencias de la cautivadora mezcla cultural que conquistaba la vida de la ciudad. Desde que llegas a Tánger la ciudad no te deja de sorprender y aunque la estancia sea corta, es absolutamente emocionante. Es un lugar que se vive con los cinco sentidos.

A medida que pasan las horas, te va encandilando; no es de extrañar que la ciudad supusiese un antes y un después en la vida de Matisse. La luz, su reflejo en la piedra, el color blanco y el azul, la hacen única.

   

DÓNDE COMER

Aún con lo característico de la gastronomía marroquí: la intensidad de los sabores, la mezcla dulce y salado o las especias, llama la atención las similitudes con la gastronomía española, sabores como el comino, tan presente en la cocina manchega o las zanahorias aliñadas que se pueden ver en cualquiera de las cartas de los restaurantes de Cádiz, nos descubren la influencia de culturas y el paso de los árabes por la Península.

Algunos cafés y restaurantes:

Café Tingis y Café continental: Si hay algo que caracteriza las calles tangerinas son sus clásicos cafés. Estos dos están uno al lado del otro en el centro de la Medina. Sus terrazas parecen recordar la época colonial que vivió la ciudad y que en parte sigue viva gracias a su arquitectura.  

Villa Mabrouka: la casa del diseñador Yves Saint Laurent transformada en hotel, se inauguró hace unos meses y está decorado con un gusto exquisito por Jasper Conran. Es un lugar realmente agradable para alojarse, para tomar un té disfrutando de unas vistas preciosas o cenar en un oasis dentro del caos tangerino.

Salon Bleu: Una terraza con vistas espectaculares, mesas y bancos largos. Aquí, al observar el azul intenso del océano y la ciudad bañada por esa luz tan particular, parece que se detuviese el tiempo.

Morocco Club: con la acertadísima iluminación de noche y un buen servicio, es el sitio perfecto para una cena exquisita. De las mejores pastelas, también muy recomendables los briwats o el cous cous.  

Le Bistrot: Su terraza en la placita del Petit Socco es perfecta para probar los platos más típicos de la comida marroquí como es el tajine. Además de ser ideal para hacer una pausa en el recorrido de las interminables calles laberínticas repletas de tiendecitas  


Le Saveur du Poisson: un restaurante sin pretensiones, especializado en pescado, recomendado tanto por extranjeros como por locales, perfecto para salir de la típica (aunque buenísima) pastela de pollo.

DÓNDE COMPRAR:  

Si hay algo de esta fascinante ciudad que te atrapa, son sus tiendas. La disposición de sus calles otorga un encanto especial a las compras en Tánger, parece que cada tienda que encuentras es un hallazgo insuperable….

Los caftanes, cada uno más especial que el anterior, las piezas de artesanía o las torres de alfombras que insinúan colores y estampados únicos, hacen que te invada la curiosidad de encontrar esa pieza única. Eso sÍ, la inmersión en esta conquistadora actividad no podrá empezar hasta las once de la mañana, ya que no es hasta esta hora cuando se despierta la ciudad.

Estas son algunas recomendaciones, pero sin duda lo emocionante es ir encontrando tesoros a lo largo del recorrido de la Medina, tanto el Petit Socco como en el Grand Socco.

Boutique Majid: si solo pudiésemos ir a una tienda esta es la que elegiríamos. Tiene auténticos tesoros. Alfombras, telas, suzanis, accesorios…. Todo es especial. Además, sus dos dependientes acompañan perfectamente la atmósfera del lugar y conseguirán que te quieras llevar más de una cosa.

Bleu de Fes: si visitas la ciudad te darás cuenta que en cada esquina encontrarás alfombras de todo tipo, pero para encontrar alfombras autenticas con toques y acabados especiales, este lugar es una parada obligatoria. Una vez que empiezan a ensañar una tras otra, las texturas, los tamaños y la mezcla de tejidos harán que te quieras quedar ahí horas y horas.

Laure Welfling: Aquí es donde el estilo occidental y marroquí se encuentran. La diseñadora francesa que da nombre a su tienda, se caracteriza por aunar patrones únicos, con telas de distintas partes del mundo y, sin duda, con una clara influencia de la ciudad en la que se encuentra. La exquisitez y el gusto de esta tienda merece una visita. Una vez dentro todos sus detalles harán que el tiempo se pase volando.

Topolina: Esta tienda es una explosión de color, tanto el sitio como sus diseños. Es perfecta para chaquetas tipo chillabas o abrigos especiales. Es un lugar pequeñito pero en el que seguro que encuentras alguna pieza irresistible.

 

QUÉ HACER:

Existen mil planes para disfrutar de la ciudad y sus alrededores, pero hay algunos sitios que merecen especialmente un alto en el camino:  

Museo del Kasbah: el museo de la historia de la ciudad. Se estructura alrededor de un patio interior creando un ambiente sobrio sin dejar de lado lo exótico de la cultura marroquí.

Museo de la Legación Americana: no solo muestra la relación especial entre Marruecos y Estados Unidos, además te permite disfrutar de un edificio precioso con unos interiores que hacen que merezca la pena la visita.


Asilah: un pueblecito azul perfecto para visitar en una tarde. Además el camino se recorre por la costa y se pueden hacer varias paradas muy recomendables, como por ejemplo Cap Spartel. Lo más recomendable, si no te ves con fuerzas para la aventura de conducir en Marruecos, es ir con un taxi desde Tánger y acordar un precio con el conductor para que hagas el regreso con el mismo taxista desde Asilah, ellos están acostumbrados a hacer este recorrido y te irán parando y esperando en los lugares más significativos.


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